«DESIGUALDAD SOCIAL CRECE EN MÉXICO, LA EDUCATIVA NOS APLASTA»

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Dr. Jorge A. Lera Mejía

La desigualdad social que persiste en México está estrechamente ligada a los problemas sociales, salud, violencia, corrupción, y desempleo. Un impacto que tiene a las familias más pobres en forma directa, es en la deserción y abandono escolar de las hijas e hijos de esa población más frágil mexicana. Más en estos tiempos de crisis económica, de violencia y de salud pública por la pandemia del Covid-19.

La desigualdad también puede referirse a la falta de equidad, equilibro o igualdad entre dos o más personas, cosas, hechos o realidades. En este sentido, puede relacionarse con cuestiones sociales (desigualdad social, económica, educativa, de género) de las cuales se ocupa la disciplina de la sociología.

Uno de los argumentos principales sugiere que una mayor desigualdad puede reducir las oportunidades profesionales de los grupos de la sociedad más desaventajados y, por lo tanto, la movilidad social, lo que limita el crecimiento potencial de la economía.

La desigualdad social y educativa, es un problema que no sólo afecta a los pobres, sino también a la sociedad entera. Al haber una sociedad cada vez más desigual, esto genera dinámicas que influyen negativamente en el desarrollo humano, económico y educativo de la población.

Cuando se habla de desigualdad social se refiere a las características que diferencian a los individuos y grupos sociales, como, por ejemplo, su nivel de ingreso, raza, edad, género, salud, educación, y otras características que intervienen en su calidad de vida.

 

DESIGUALDAD EDUCATIVA ES APLASTANTE:

La desigualdad educativa es la distribución desigual de los recursos académicos, que incluye pero no se limita a; financiamiento escolar, maestros calificados y con experiencia, libros y tecnologías para comunidades socialmente excluidas. Estas comunidades tienden a estar históricamente desfavorecidas y oprimidas.

Para Muñoz (2003), la desigualdad educativa sucede cuando una sociedad falla en la consecución de los siguientes objetivos: igualar las oportunidades de ingreso al sistema educativo para todos los individuos que posean las mismas habilidades; igualar estas mismas oportunidades entre individuos de distinto estratos.

La falta de infraestructura y de un currículo adecuado hace que crezcan en un ambiente inseguro, calladas, con baja autoestima y sin desarrollar su potencial real.

En educación, la igualdad se justifica en aspectos tales como que todos los educandos tienen un derecho igual a una educación básica de calidad; debido a que por un lado, el derecho a la educación es igual para todos, y por otro, a que todos los educandos son iguales en dignidad y son sujetos activos de iguales.

En México, 39% de los jóvenes entre 15 y 17 años no están inscritos en la escuela. Dos de cada tres niños que no asisten a la escuela primaria son indígenas. Trabajan 3 millones de niños entre 12 y 17 años de edad. El 53% de éstos no asisten a la escuela.

La mayoría de las veces, a las personas que pertenecen a estos grupos marginados también se les niega el acceso a las escuelas con abundantes recursos. La desigualdad conduce a grandes diferencias en el éxito o la eficiencia educativa de estas personas y, en última instancia, suprime la movilidad social y económica. Este panorama de la desigualdad educativa en México, nos hace adelantar que por esa razón, la desigualdad en la educación es aplastante de la niñez y las mujeres más pobres del país.

La desigualdad y la inequidad en la educación mexicana, muestran una correlación negativa entre distintos indicadores de pobreza y desempeño escolar, es decir que a mayor desigualdad e inequidad, menor desempeño en los saberes educativos.

Como cita el sociólogo Manuel Gil Antón «El sistema educativo en México impulsa la desigualdad, porque a los que más necesitan se les da la peor educación, es decir, las condiciones de enseñanza, aprendizaje e infraestructura para las personas pobres del país son las peores». Gil Anton, 2016.

 

MÉXICO Y SU DESIGUALDAD CRECIENTE:

México está dentro del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo. Las brechas entre ricos y pobres son tan marcadas, que en nuestro país vive el hombre más rico de América Latina junto con más de 50 millones de personas pobres. El modelo económico mexicano beneficia sólo a las élites económicas.

De acuerdo a un reporte publicado el pasado 9 de julio, por Rubén Aguilar, denominado «La desigualdad crece en México»:

[…] Desde hace décadas, en México los números de la desigualdad permanecen y no mejoran. El 1% y el 10% más rico concentran el 29% y el 59% del ingreso total, respectivamente, según el informe ¿Atrapados? Desigualdad y crecimiento económico en América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La reducción de la brecha perdió fuerza entre 2012 y 2018 respecto a la década anterior. México es y sigue siendo uno de los países más desiguales de América Latina en la región más desigual del mundo. Los mexicanos subestiman la dimensión del problema y son menos proclives, que otras sociedades de la región, a considerar injusta la situación. Asumen que así es.

El nivel de México es similar al de Brasil y Chile. “La concentración del ingreso en estos países es persistentemente alta y/o aumenta en el tiempo”, señala el PNUD.

Ecuador es el país de la región con menor desigualdad; el 1% más rico concentra el 12% del ingreso y el 10% el 38%.

En el caso de México los avances en la reducción de la brecha se han desacelerado. El coeficiente de Gini disminuyó un 0.11 anual entre 2012 y 2018, el último periodo analizado, frente al 0.14 entre 2002 y 2012. El estancamiento es una realidad que se repite en el resto de Latinoamérica.

“Los índices de Gini en América Latina, con pocas excepciones, permanecen esencialmente inalterados después de que los hogares pagan impuestos y reciben transferencias del gobierno”, dice el informe.

El PNUD también destaca la concentración del poder de mercado en un puñado de grandes consorcios. En México, los ingresos de las 50 mayores empresas suponen algo más del 40% del PIB. Entre las grandes economías de la región, solo lo supera Chile, con cerca del 70%. Fin de cita Rubén Aguilar.

Entre los ejemplos de desigualdad social en la vida cotidiana de México, podemos citar los siguientes:

1. Corrupción.

2. Sistemas fiscales inequitativos.

3. Privatización de servicios públicos.

4. Distribución injusta de la inversión y el gasto público.

5. Acceso desigual al conocimiento.

6. Marginación de espacios públicos de incidencia.

7. Guerras y conflictos armados.

Por último, podemos concluir que el desigual reparto de los recursos daña el consumo, que representa hasta el 70% de la economía en el mundo moderno y esto deprime la demanda interna. Por último, parece cada vez más evidente que la desigualdad favorece las burbujas crediticias y las crisis financieras.