«SEMANA PARADIGMÁTICA EN POLÍTICA»

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La semana que viene, promete ser un periodo de prueba, de resistencia y de apertura al porvenir.

Será el martes, hasta terminar el día, cuando después que desde el lunes se abran las comparecencias del Senado de la República, se llegue a la votación del pleno, para autorizar o rechazar la votación que desde la Cámara de origen de Diputados, en mayoría calificada, gracias al voto de los príistas comandados por el impresentable, Alito Moreno, aprobaran la militarización posterior al fin de este sexenio, por otros cuatro años más. Claramente inconstitucional la medida, dado que una ley secundaria nunca puede estar sobre la primaria.

Incluso, se registró una morenista contraria a dicho disparate, cuándo la diputada Inés Parra, fue la única de Morena que votó en contra de la reforma para prolongar hasta el 2028 la presencia de los militares en las calles, aseguró que tal modificación afecta al Pueblo y va contra los estatutos de su partido.

Se sabe que el bloque opositor desde el Senado, encabezado por los Senadores del PAN, PRD, MC y el Grupo Independiente, tendrán la posibilidad de ser arropados por los Senadores del otro PRI, que a diferencia del representante de los diputados, Miguel Ángel Osorio Chong, no comulga en nada lo aprobado por sus contratarte.

Pero en esencia, lo que ahora está en juego, no solo es la pretendida mitarizacion «per se», sino, la propia alianza opositora, que por voz de los dirigentes del PAN, Marko Cortés, y del PRD, Jesús Zambrano, por hoy está «en pausa», a reserva de observar los resultantes de semejante bodrio que provocó la cambiante postura de Alejandro Moreno, que finalmente fue doblado por las mañaneras «Del Jaguar» desde el estado de Campeche. Una especie de «cambiar su libertad por su dignidad».

Todos sabemos que estará en juego, con estos vaivenes, las gubernaturas del 2023 para los estados de México y Coahuila, las nuevas alianzas para la pelea madre del gobierno federal del 2024, la nueva composición de las cámaras de diputados y senadores, la posible extensión del mandato de Morena, sea con alguna de sus corcholatas, o incluso, una extensión del mandato respaldado por las fuerzas militares, e incluso otras fuerzas externas.

No es poca cosa, ver entonces, lo que va a suceder este martes con la militarización, lo que venga en el 2023, con la renovación del INE, y las consecuencias de todo ello, para ver cristalizado o no, una verdadera alianza electoral opositora, no solo en los términos de las dos grandes elecciones que vienen, también se discute si las alianzas llegarán al sublime pacto de una «alianza de gobernabilidad», cosa inédita en el México moderno que se logre un bloque opositor plural para co-gobernar este sufrido, empobrecido y polarizado país.

También, los ciudadanos estamos atentos, en lo que suceda este fin de semana con la renovación de los cuadros dirigentes de Morena, que se estrenan con sus nuevos consejeros, sin llegar a cambiar a su presidente (Mario Delgado) y a su actual secretaria.

Mucho se ha dicho, de los recientes desencuentros entre los propios candidatos oficialistas (Claudia Sheinbaum y Adrián Lopez), del tercero en la lista (Marcelo Ebrard), y de la postura que finalmente asumirá, el candidato externo no deseado, pero «rebelde con causa», de Ricardo Monreal, y su posición desde la JUCOPO del Senado, que podría tambalearse, no obstante de contar de su lado ya, con la dirigencia de Alejandro Armenta, como dirigente de la fracción morenista de los Senadores.

Por todo ello, aún no hay nada escrito sobre lo que sucederá de aquí al 2024, mientras tanto los mexicanos estamos totalmente expuestos ante una presidencia de la República con alta popularidad, pero con una cada vez mayor reprobación, de los programas de gobierno actuales y del pobre desempeño logrado en temas de educación, salud, economía, desarrollo, empleos, infraestructura, y principalmente, en los bajos índices de seguridad y combate a la corrupción.

Esto nos traerá un escenario inevitable, de presenciar una semana de inflexión y de posibilidad o no, de avanzar a un cambio paradigmático, o de lo contrario, continuar con la política de un «pensamiento único»…