Cd. Victoria, Tam.- Patología, vicio, enfermedad social, mal que vimos lejano en el horizonte y hoy le tumba la puerta a la capital de Tamaulipas. Noticias de espanto sacuden el tránsito del 2022 al 2023.
De pronto dos casos hacen sonar las alarmas por el papel destacado que desempeñaban las afectadas, por ser gente distinguida, familias queridas. Junto a ellas, habría que considerar las numerosas víctimas anónimas cuyos deudos no tienen manera de defenderse.
Tras la fase primera de llanto debe sobrevenir un reclamo sólido de la comunidad cueruda y acciones firmes de la autoridad gubernamental. Me permito identificar tres vertientes de trabajo.
(1) JUSTICIA. El (todavía) fiscal IRVING BARRIOS debe comprometerse a presentar trabajo real en las correspondientes pesquisas. Sería un insulto imperdonable que ante casos así nos salga con los clásicos “asesinos de paja”.
No queremos pobres diablos que se declaren culpables a fuerza de golpes, vejaciones o tortura. Aclarar un asesinato es dar con sus autores reales, los verdaderos, cuya identificación esté fuera de toda duda. Y en este trance, conocer de sus motivaciones, amén de imponerles un castigo ejemplar.
(2) SEGURIDAD. Algo grave está fallando en las tareas de vigilancia cuando delincuentes de la peor calaña operan con plena libertad y en total impunidad.
Se mueven a sus anchas provocando daños irreparables entre gente de bien, pacífica, inocente, familias. De aquí la reflexión necesaria en calidad de urgente y todavía pendiente. Hay huecos inadmisibles en la estrategia de quienes tienen la responsabilidad de cuidar el orden público.
(3) ACCIÓN CIUDADANA. Ya que el problema no es nuevo en la geografía nacional, de fuera llegan ideas. Lo que se hace en otras partes dentro del nivel horizontal y ciudadano.
Descartar las rutinas de ejercicio solitarias, realizarlas en grupo, por sistema. Mucha comunicación permanente, que la familia sepa dónde andan, evitar lugares alejados que facilitan la maniobra a los depredadores. Reforzar seguridad domiciliaria y bastante más.
Y bueno, si el inciso (1) es tarea de la Fiscalía y el (2) de Seguridad Pública, el (3) puede encajar en las instituciones de educación, asistenciales y hasta deportivas. Las ONGs.
Una conciencia plena del gravísimo riesgo, donde escuelas y sociedad civil tienen tema de sobra para reflexionar, extenderse, razonar, precisar y proponer. Las organizaciones de mujeres, profesionistas, estudiantes, trabajadoras del campo y la ciudad. Periodistas, por supuesto.
DOS ERRORES
Y, entre todo ello, un ajuste urgente a la estrategia conocida como “abrazos, no balazos.” Debe quedarnos claro que las medidas destinadas al combate de la pobreza tienen efecto de mediano y largo plazos, pero jamás serán un reemplazo de la seguridad y la justicia. No sirven ni siquiera como paliativo.
Verdad de PEROGRULLO, mire usted. Son perfectamente compatibles los programas sociales con las acciones destinadas a fortalecer la respuesta gubernamental ante los desafíos del crimen organizado
Es obligación de los gobiernos el jamás renunciar al genuino monopolio de la fuerza. Más todavía cuando el ejercicio del poder está legitimado por el voto mayoritario.
El mandato ciudadano otorga a la autoridad plenas facultades para que actúe con la eficacia y la severidad necesarias ante el acoso permanente de las bandas nativas que siembran pavor entre la población civil.
Hay que decirlo. Si la mano dura de FELIPE CALDERÓN fracasó ostensiblemente, fue porque concentró sus acciones en la cacería de cúpulas mafiosas, las grandes figuras, los golpes de relumbrón contra liderazgos cuyo arresto o caída son noticia internacional y provocan aplausos en la Casa Blanca.
Su error radica en que jamás atacó con seriedad y estrategia a la delincuencia horizontal, la más mortífera de todas, esa que (antes y ahora) reside en las jerarquías locales. Los depredadores vecinales, lobos que campean en las microrregiones de calle y campo.
Nunca fue prioridad para FELIPE, ni siquiera le importó. Imbuido en la típica visión panista de no mirar hacia el todo social, pensó que era asunto de élites. A ellas se avocó y fue derrotado.
Aunque luego sobrevino un segundo equívoco al respecto. Se argumenta ahora que tras la fallida guerra de CALDERÓN, la mejor respuesta es la inacción policial. Corporaciones presentes pero pasivas, entre la contemplación y el mutismo.
El dejar hacer y dejar pasar, en espera de que la narrativa justiciera y las medidas asistenciales (becas, ayudas y ajustes a salarios mínimos) hagan su efecto y desmovilicen mágicamente a los malhechores. Sueños de opio, también.
Con sobrada razón decía ENRIQUE PEÑA NIETO que la estrategia de seguridad debía concentrarse en combatir los delitos que más lastiman a las familias. Certero su diagnóstico, palabras sabias.
Pero fue pura y simple demagogia de campaña que PEÑA jamás cumplió. En poco tiempo acabó cayendo en la misma táctica de CALDERÓN.
Dar de garrotazos en las cúpulas del hampa y alborotar de la peor manera el avispero en todo el país, para luego pararse el cuello frente a los medios y decir que “nadie está por encima de la ley” y “el que la hace la paga”, entre otros mantras.
En este sentido, el arresto del “Chapito” OVIDIO GUZMÁN, por espectacular que haya sido, difícilmente modificará las rutinas de extorsión, secuestro, cobro de piso y peaje que su organización opera en Badiraguato, Jesús María, Mazatlán, Culiacán, Los Mochis y el resto de la república.
Servirá, acaso, para que el gobierno de JOE BIDEN palmee la espalda a su similar mexicano, pero ni lejanamente aminora el problema de la criminalidad a ras de tierra.
CIFRAS NEGRAS
Descansen en paz ELENITA LAVÍN MONTEMAYOR y MARÍA DEL CARMEN CRUZ SEGOVIA, víctimas recientes de la furia delictiva. Mujeres de bien, respetables y muy queridas en sus comunidades.
Destacadas ambas por la cobertura mediática, entre una colección amplia de casos similares, de muchachas del campo y de colonia que normalmente quedan fuera de nuestra vista y merecerían el mismo grito de justicia.
Para más información sobre el tema, me remito al extenso y pertinente reportaje sobre el feminicidio en Tamaulipas publicado por PERLA RESÉNDEZ este domingo en el diario EXPRESO (https://tinyl.io/7eIV).
Cifras crudas: 61 asesinatos de mujeres registrados en la entidad durante 2022. De ellos, solamente 19 fueron catalogados como feminicidios por la fiscalía. Muy pobre, exigua, minúscula, apenas simbólica, la acción de la justicia regional.
No están los tiempos para brazos caídos ni explicaciones dóciles. Hay que informarse de manera cotidiana, pasar de la tristeza al enojo, de la indignación al justo reclamo, intercambiar puntos de vista y obrar en consecuencia. Y si el fiscal no puede, que renuncie.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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