Hay que darle vuelta a la página

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“Ya basta de grilla, vamos a ser felices, platiquemos trivialidades, es el día del padre”.

“Que quien ganó en las elecciones?, pues ya sabemos: la señora Claudia, además, ¿Que se le va a hacer a hacer?, solo observarla, a ella y a los que escoja como parte de su gabinete, y démosle una pequeña muestra de fe, que el futuro no es tan pesimista como lo vislumbran”.

Todo lo anterior fue parte del día del padre del domingo, en convivencia con mis hijas y que tienen trabajos bien remunerados para su edad, que son afortunadas al haber recibido una buena educación familiar y escolar desde pequeñas, y que han sabido pensar, planear y ejecutar su futuro inmediato y mirar desde ahora su vejez para saber por dónde ir llevando su vida.

Hoy como ellas, millones de muchachos mexicanos ya no cargan traumas, temores o fantasmas a sus espaldas, ellos dicen tener la manera de salir adelante, no se adentran en especulaciones que perturban sus ideales, solo trabajan día a día y encuentran, hasta hoy, el progreso, para eso se fregaron con pequeñas torturas desde preescolar hasta su carrera universitaria, en síntesis, no sufren de partos ajenos.

Decía mi jefe de siempre: “cuando los hijos van creciendo tenemos que aplicar el dicho de has tripas corazón para no estar pensando donde estarán, con quien se juntan, como manejan y a qué velocidad conducen, en qué condiciones se meten al mar, o a la embarcación por el río o la laguna”, entre muchas otras cosas por las que un padre y una madre alucinamos.

Pero eso de hacer lo que llamamos confianza con la vida de los nuestros, no se nos da, hoy comprendo a mis padres, aquellos a quienes su corazón aceleraba el simple sonido de una ambulancia, el rechinido de una llanta, el sonar de cohetones y a veces balazos en noches de festejos decembrinos, y ellos, nuestros progenitores, asomaban sus caritas a la habitación y se auto castigaban con un desvelo no planeado, esperando que al fin llegaran sus criaturas.

Cuando platico con mis hijas las observo, veo sus ojitos llenos de suave ternura, sin despilfarros de miedos , de rencores, de cosas negativas, y aunque sepan que existe la mala burocracia, la corrupción y la maldad , no se envenenan con odios ajenos, solo son sabedoras que sin tener una vara mágica deberán encontrar su futuro brincando los obstáculos, cayendo y levantándose con coraje, con inteligencia y sabiendo separar las trivialidades del sábado y domingo, con el trabajo serio y responsable del resto de la semana.

Si doña Claudia arrasó es porque así lo quisieron las mayorías, ayudados, obvio, por la estrategia gubernamental del señor que hoy, por cierto, ya es menos criticado, y también cobijada por el exagerado montón de dinero regalado, y que nadie, ni payasos, ni editorialistas, intelectuales y olas de color rosado, pudieron, ni por poquito, evitar su increíble triunfo arrollador.

La gente quiere darle vuelta a la página, tantos días de veneno neuronal ya la cansaron, y como los jóvenes, mejor será ponernos a trabajar y a pensar que si las cosas van pintando mal, saber encaminar los esfuerzos en nuevos destinos, pero borrando para siempre a las caricaturas que hoy gobiernan los partidos, esos que dan vergüenza y que solo sirven para repartir puestos y dinero a sus cabecillas.

Y como conclusión, muchos esperamos que a la virtual presidenta electa le vaya muy bien, por el bien de México y sus descendientes.

vientosdelsur@infinitummail.com