Por Guillermo Gutiérrez González
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Cuando era niño y perdía en cualquier tipo de competencia y hacia pucheros mi padre me decía; “aguántese como los machos”, pero eso es cosa del pasado. Convirtiéndolo a política y a diferencia del 2016, donde Tamaulipas vivió una transición política pacífica, ordenada y civilizada, ahora en el 2022, todo indica que las cosas serán distintas. El PRI supo perder a la buena pero el PAN parece que se resiste a entregar el poder a Morena que a todas luces ganó
Respetar la voluntad popular implica promover una tersa entrega-recepción de la administración y transitar hacia un cambio político que nos permita seguir avanzando como una sociedad democrática.
Es razonable y legal que se viva una etapa de impugnaciones sobre el resultado de la jornada electoral, un proceso que concluye hasta el 30 de septiembre.
Por lo pronto, el Tribunal Electoral del Estado ha rechazado la impugnación presentada por Acción Nacional sobre la anulación de la elección. El lunes pasado, en conferencia de prensa, el PAN anuncia su inconformidad con esta resolución y afirman que acudirán al Tribunal Federal Electoral, donde esperan que los magistrados vayan a fondo de sus alegatos y puedan anular la elección. Se ve muy difícil.
Pero la resistencia del gobierno estatal saliente, no se inscribe solamente en la batalla legal para revertir los resultados de la elección; los intentos de confrontación por parte de los azules también se han dado en el terreno legislativo estatal y mediático.
Las modificaciones legales que hiciera recientemente la mayoría panista en el congreso estatal para prolongar el periodo de duración del cargo en algunas dependencias gubernamentales, son muestras claras de querer enrarecer el ambiente de la alternancia política y complicar el arranque de la nueva administración estatal.
¿Y qué decir de las publicaciones de algunos columnistas nackionales para cuestionar la legitimidad de la elección y de seguir señalando supuestos vínculos de actores políticos de Morena con grupos delincuenciales?, la cosa es complicar la transición estatal.
Hoy ese es el estilo moderno de hacer política y de no aguantar la derrota de quienes se van y nadie les puede decir: “aguántense ca…..s”.