Por Guillermo Gutiérrez González
A lo largo de 40 años de labor periodística, he sido testigo que cuando las animadversiones se vuelven contaminantes para gobernar un municipio, un estado, e inclusive al mismo país, las cosas no funcionan para bien, al contrario, frenan el crecimiento en todas sus vertientes.
Ver a un presidente que aborrece a la gente con legítimas aspiraciones de crecimiento moral, intelectual y económico, u observar a un gobernador que muestra tirria a los empresarios del centro o del sur del estado, solo por no ser norteñitos, o a un alcalde que envidia a los vecinos por ser a los ojos de todos los habitantes la mejor ciudad de Tamaulipas, son muestras de que con celos o pasiones no se puede gobernar.
Pero pareciera que las cosas están cambiando, cuando menos en lo referente a la relación estado y municipios. Todos hemos sido testigos en las visitas realizadas a Tampico por el gobernador Américo Villarreal Anaya, estas han sido de una cordialidad ejemplar, sin mostrar gestos o palabras ocultas en sus discursos que denoten competencia en lo político y en los ideales.
Y lo mismo ha demostrad el alcalde Chucho Nader, quien a sabiendas de que la cortesía le brinda categoría a su persona, a su familia, a sus gobernados y a su ciudad, sabe de antemano que llevar una buena relación, también le acarreará buenos frutos a Tampico.
Hoy Tampico esta de plácemes; este miércoles el alcalde, Chucho Nader resaltaba: “me enorgullece formar parte de la celebración del Bicentenario con todos ustedes; la historia que por 200 años se ha escrito, habla de mujeres y hombres de trabajo y dedicación, de tampiqueños que construyeron los grandes momentos que han marcado la vida de nuestra ciudad».
El inicio de un nuevo siglo de existencia merece ser adoptado como una oportunidad de renovación de propósitos, buscando el bien común que conlleve a la prosperidad y sobre todo que, en la conciencia de cualquier habitante de esta ciudad y puerto, sepamos elegir entre lo que nos conviene y rechazar todo aquello que pueda frenar lo ya logrado.
Esta pujante zona conurbada, cuya capital de las huastecas es precisamente nuestro Tampico Hermoso, va bien e irá mejor, solo es cuestión de trabajar en cordura y armonía.
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