Estos días han sido muy complicados, tanto para los movimientos migratorios de la frontera sur de Chiapas, como los de la frontera norte con Estados Unidos.
Trascendió este miércoles, que migrantes haitianos volvieron a realizar el clásico «portazo», para presionar que las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en Chiapas, reiniciara la entrega de «visas de asilo humanitario».
Así, más de 2 mil migrantes de Haití y otras nacionalidades, ingresaron por la fuerza a las instalaciones de la Comar, ubicadas en Tapachula, Chiapas, para exigir atención con el fin de obtener un documento que les permita su estancia legal en México.
De acuerdo a la propia Comar, van más de 111 mil peticiones de asilo humanitario, recibidas entre enero y noviembre del 2022, dato histórico.
Si se suman los datos de solicitudes de refugios que atiende la Comar, al flujo completo registrado solamente en este mes de noviembre por el Instituto Nacional de Migración, en dicho mes se estiman contingentes superiores a 238 mil migrantes, que formados recientemente por flujos de cubanos, nicaragüenses y venezolanos, los que ya estan superando a las tradicionales cifras de transmigrantes del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador).
Significa, que en lo futuro la presencia de esos cuatro países que citan los EEUU, serán las fuentes mayores de la nueva presión migrante. Las causas son claramente la crisis de los países populistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sin olvidar que por cada migrante extranjero por nuestro territorio, se registra un propio emigrante mexicano.
A la par del portazo del miércoles, Joe Biden afirmó este jueves que el gobierno mexicano aceptó admitir 30 mil migrantes al mes de Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba, cuatro países que ahora están conformando el más grueso contingente de expulsados. Tres de ellos, miembros del bloque de Sao Paulo, y por su lado Haití, continuando con su grave crisis económica.
El nuevo acuerdo impuesto por EEUU, forma parte del anuncio hecho este jueves por el gobierno estadounidense de que entregará cada mes permisos humanitarios para 30 mil migrantes de esos cuatro países, lo que vuelve a mostrar en los hechos, que tanto el gobierno republicano del expresidente Donald Trump, como ahora, el del demócrata Joe Biden, utilizan a nuestro territorio como «Tercer País Seguro».
El argumento de Biden, para justificar la deportación «ipso facto», y al tenor del vigente acuerdo del conocido como «Título 42», es que los deportados se castigan por haber cruzado a los EEUU de forma ilegal, y por no hacer el trámite conducente. Esto es, por cruzar sin permiso la frontera sur de Estados Unidos serán expulsados de inmediato a México. Todos sabemos que la gran mayoría de transmigrantes lo hacen por desesperación y por la lentitud de entregas de fichas para permisos en dicha frontera.
En el fondo, este tema de migración y derechos humanos de los transmigrantes por México, cada vez se viene complicando más, ante los constantes flujos desde el sur de Chiapas, los nuevos contingentes de países expulsores no tradicionales, como el caso de Venezuela, las crecientes deportaciones desde EEUU, tanto de extranjeros como de los propios emigrantes mexicanos que siguen creciendo en su intención de buscar el «sueño americano», y ahora la politización del tema ante la próxima visita de Joe Biden a México, el próximo martes.
Es inadmisible, preocupante y violatorio a los acuerdos binacionales en la materia. México no tiene porqué aceptar a extranjeros expulsados de Estados Unidos. Esta es una clara politización del fenómeno migratorio por parte de Biden, porque quiere recuperar la confianza de los votantes para su reelección. Ante esta visita, no se prevé el anuncio de una verdadera «reforma migratoria», integral y apegada a las condiciones de los migrantes de cada uno de los países expulsores y de los propios migrantes mexicanos.
México cae de nueva cuenta en la trampa de ser un «tercer país seguro», por ello, las violaciones a los derechos humanos de los migrantes en México seguirán presentándose de manera más dura, por lo tanto, la migración por territorio mexicano a Estados Unidos no tendrá final en el corto plazo.
Ahora, el tema central es que «Cada vez es mayor el número de migrantes que después de aspirar llegar por nuestro territorio a los EEUU, deciden quedarse en la frontera norte de nuestro país.
Los transmigrantes, que suman más de 80 mil hoy día desde Tijuana hasta Matamoros, están compuestos por familias enteras, mujeres y niños, y viven en condiciones infrahumanas, a la par que los ciudadanos mexicanos fronterizos, son los que llevan el mayor costo de dicha situación.
Así, nuestros municipios fronterizos, no tienen la capacidad ni financiera ni de logística, ni de apoyos para los migrantes que puedan llegar, porque los contingentes seguirán llegando, van a llegar muy a pesar de estos acuerdos disfuncionales y poco operativos.
Por lo tanto, los resultados los veremos después de la reunión de este martes por parte de los tres presidentes de EEUU, Canadá y México…