Por Lic. Bárbara Lera Castellanos y Dr. Jorge A. Lera
Este crudo invierno promete mucho frío y penurias para las más de 50 mil mujeres y 5 mil niñas y niños que junto a sus parejas varones esperan estoicamente un permiso que no llega y cuesta muchas horas de larga lucha por encontrar el anhelado «sueño americano».
Solamente en Matamoros Tamaulipas, se calcula que esperan cerca de 5 mil migrantes y 6 mil en Reynosa, las citas que por medio del sistema CBP One, aplica el Departamento de Migración ICE de Estados Unidos, para ser aceptados en una larga y tortuosa espera de entrevistas y ver si se cumplen los requisitos para recibir, ya sea un asilo político o una visa humanitaria que argumentan nuestros hermanos migrantes de Centroamérica, Cuba, Haití o Venezuela para no regresar a sus países de origen.
De acuerdo con Juan José Rodríguez Alvarado, director del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM), existen varados en la frontera de Tamaulipas, particularmente en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, aproximadamente 11 mil 500 extranjeros que esperan recibir asilo en Estados Unidos. Reynosa es la cabecera municipal con mayor número de migrantes “estacionados”. Se calcula que son 6 mil, le sigue Matamoros con cerca de 5 mil y Nuevo Laredo, con poco menos de 500 personas.
Sin embargo, existe una mucho mayor cifra invisible de mujeres, niñas y niños migrantes junto a sus parejas que se sabe existen en las sombras hacinados en casas de seguridad de la frontera chica ribereña o en las calles de las principales ciudades fronterizas de Tamaulipas, al igual que sucede en otros lugares como Monterrey, Piedras Negras, Ciudad Juárez, Nogales, Mexicali y Tijuana.
Trasciende que en este año 2023, se superaron las estadísticas de recibir poco más de 2 millones y medio de transmigrantes desde las fronteras de Chiapas, Oaxaca y Tabasco, y que se distribuyeron desde enero a diciembre en las ciudades fronterizas del norte de México aquí citadas.
En palabras de Eunice Rendón, doctora en Ciencias Sociales, coordinadora de Agenda Migrante y experta en temas migratorios, México está ante “una ola migratoria de gran escala”, por lo que se espera que este año se rompa la cifra récord de eventos registrados durante 2022.
Aclarando que de esas 2.5 millones de personas, más de 800 mil son diásporas de nuestros propios migrantes mexicanos que siguen aspirando a huir de la inseguridad y crisis económicas de muchas regiones del propio México.
Lo más grave aún, es el destino que les espera a los aspirantes a cruzar legal o ilegalmente la frontera de Estados Unidos, ya que, ante las campañas políticas de republicanos y demócratas para elegir presidente en 2024, usan las banderas anti inmigrantes como bastón de conseguir votos de los norteamericanos.
Principalmente los precandidatos republicanos, están amenazando con seguir construyendo muros y boyas con alambradas para evitar la entrada ilegal de inmigrantes. Peor aún, está semana el republicano gobernador de Texas, Greg Abbott, acaba de promulgar la nueva Ley estatal SB4, que criminaliza y penaliza a los migrantes que buscan los cruces indocumentados, a partir del 5 de marzo del 2024.
La SB4 considera un delito menor que una persona “ingrese o intente ingresar al estado desde una nación extranjera” de forma irregular, castigando la falta con penas de hasta 20 años de prisión.
En materia migratoria, Texas siguió con la SB4 el ejemplo de otros estados republicanos como Florida, que con su ley SB 1718 provocó este año un éxodo silencioso de personas indocumentadas. Múltiples latinos han sido arrestados en el estado y enfrentan cargos bajo esta normativa.
La norma conocida como SB4 es una legislación estatal que endurece las medidas en contra de los migrantes en Texas.
La Ley penaliza los ingresos ilegales a Texas y los convierte en un delito estatal. Al ser un delito, esto les permite a los policías detener y deportar migrantes. Las autoridades pueden detener a una persona por su apariencia, simplemente por sospecha. Autoriza a jueces estatales a ordenar la expulsión de migrantes a México. Destina US$1.500 millones para que Texas construya su propio muro fronterizo. Se asignarán entre US$20 a 30 millones de los impuestos que pagan los residentes de Texas por 1,6 km para construir el muro.
Por todo lo citado, seguimos afirmando que la actual crisis migratoria no tiene fin, y no se vislumbra ninguna solución de corto y mediano plazo, ante la falta de consensos tanto de organismos internacionales y nacionales de protección de los derechos humanos de los migrantes extranjeros y mexicanos en territorio por México.
La anhelada migración segura y ordenada es una falacia y un cuento, al ver que los países expulsores no hacen nada por evitar estos éxodos migratorios descontrolados, las acciones criminales de traficantes de migrantes siguen promoviendo más movilizaciones desde todo el mundo, observando diásporas desde Asia y África, a la par de las de Sudamérica, Caribe y Centroamérica acostumbradas…