Con un saludo y felicitación a Samantha Martínez Molano, quien concluye su licenciatura en Derecho.
Mi querido amigo JESUS RIVERA ZUÑIGA me envía la siguiente fábula de Esopo, misma que parafraseo: “Un agricultor tenía un pequeño rancho, un perro guardián cuidaba con toda su bravura de sus propiedades, era tan bravo que ningún ladrón se atrevía a acercarse a la huerta.
El hortelano estaba orgulloso de su perro y lo cuidaba con esmero, y como agradecimiento, el animal se esmeraba en proteger la casa y los cultivos. Un día el buey del establo se acercó hasta donde estaba un buen montón de alfalfa y quiso probar un bocado.
El perro, gruñendo furiosamente, se le puso enfrente, evitando que el buey se acercara al suculento manjar.
― ¡Perro tonto! –le dijo– eres un envidioso, que no comes, ni dejas comer. ¿Qué no sabes que el hortelano destina a cada cual lo que mejor le aprovecha?, la alfalfa es mi alimento y no veo la razón para que te metas en negocio ajeno.
Y diciendo esto, le dio una tremenda patada en el hocico, que hizo que el perro volara por el aire, quedando lloroso y adolorido.
Moraleja: Si algo no es para ti, mejor ni te metas, no te vaya a pasar lo que al perro del hortelano”.
No en balde el viejo Filósofo afirma: “De cada 100 problemas que tengo, uno es por ‘endejo… ¡99 POR METICHE!”, un metiche, es una persona entrometida, holgazana, que opina y se mete ‘onde no le llaman.
El metiche vibra en baja energía, no hay en su vida ni abundancia de bienes, ni de dones, vive en una desarmonía con el universo; lo que no sabe, lo que no ha oído, lo que no ha visto, lo inventa y si lo ha oído o visto, lo tergiversa, lo cambia, buscando siempre agraviar.
Para este campesino, el metiche es un vampiro que desequilibra tu mundo holístico, al chupar energía –si tú se lo permites–, simplemente tu no les hagas caso, recuerda que “Los perros ladran cundo no conocen a las personas”.
El ego del metiche es tan grande que le llena el deseo de hacerse sentir importante, ansia que la gente entienda que el todo lo sabe, y en el mundo de ficción en el que vive, habla y cuenta cosas que no son ciertas, sus palabras hieren como lanza, cortan como afilado cuchillo, hacen sentir mal.
El metiche no acepta dos cosas: Uno que lo contradigas –se convierte en tu peor enemigo– y dos, ver como el de enfrente vive en una regocijante paz interior, que triunfa y es profundamente feliz.
El metiche lanza al aire, como juegos malabares los rumores, tiene la maña de murmurar, de levantar chismes a espaldas de otro, su vocación nace de la pobreza espiritual, de la envida, la hipocresía y la mentira, es un ladrón de sueños.
Sin que lo sepa, o lo sienta –porque sus sentidos están atrofiados por la envidia– “el metiche es un hombre mentiroso y falso, que al criticar, desea lo peor, lastima, pero es repudiado por muchos, alejando de su vida a la gente buena”.
El metiche no justiprecia la vida, tampoco habla de frente, no mira a los ojos, es presumido, ostentoso, se cree dueño de la verdad, siempre “ve la espina, en lugar de agradecer la rosa”, para él, como dice el Filósofo: “En política el que baila bien es payaso, el que baila mal… ¡ES ‘ENDEJO!”.
El metiche tiene una doble personalidad, –no sabe ser el mismo–, una, es un ‘pan de dulce’ cuando está frente al que habla mal; la otra, cuando está a espaldas a quien le levanta falsos o le inventa rumores.
Lo paradójico del metiche, es que al que admira, al que critica, aquel a quien desea lo peor, con quien es metiche, tiene que aguantar, que siempre le vaya bien ¡y sea feliz!.
Concluyo con algunas frases que el humor del mexicano y el niño interior del Filósofo me dictan, y que están a tu disposición en LA AGENDA DE EL FILÓSOFO 2016, en el tel. (01 834) 31 4 46 31:
“Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer…
¡PERO NUESTRA VIEJA SIEMPRE ESTA EN MEDIO!”
“La política es como las fiestas… ¡AL FINAL SOLO TE QUEDAS CON LOS DE CASA”.
“La vida es como el tendajo de Güémez… ¡NADIE SE VA SIN PAGAR!”.
“Cuando un político me reconoce como a 100 metros… ¡ES QUE LAS ELECCIONES SE ACERCAN!”
“Filosofía es aquello con lo cual, o sin lo cual…. ¡SE QUEDA UNO TAL CUAL!”.
“¡Lo pend… es como la diabetes… ¡SE CONTROLA, PERO NO SE QUITA!”.